Los pozos de nieve, un gran atractivo para los senderistas en sus rutas

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En el post anterior os contamos detalles sobre el sendero más largo de la provincia de Alicante, el GR-330, que estamos revisando estos días aprovechando las horas largas de luz que nos ofrecen los meses estivales. Nuestra empresa ya procedió en su día a la marcación de este sendero, denominado Costa Blanca Interior.

Uno de los principales atractivos con los que se puede encontrar el senderista a su paso por las diferentes etapas del GR-330 son los pozos de nieve o más popularmente conocidos como neveros, construcciones para la recogida de nieve en su mayor parte de los siglos XVIII y XIX y que representaron en su día una próspera industria frigorífica en las diferentes comarcas alicantinas.

De hecho, y aunque pueda resultar paradójico al tratarse de una ciudad mediterránea, Alicante es la provincia de España con más neveros construidos y conservados, aunque muchos de ellos se encuentran desgraciadamente en un estado de importante abandono y son muy pocos los que se han restaurado por parte de las diferentes administraciones.

Precisamente la orografía de la provincia alicantina propició el desarrollo de esta floreciente industria, ya que las elevadas temperaturas en las ciudades costeras demandaban una gran cantidad de nieve para la fabricación de helados, sorbetes y bebidas frías, dándose al mismo tiempo la paradoja de tener a pocos kilómetros de distancia zonas de umbría donde se podía conservar en este tipo de construcciones la nieve prensada que se convertía así en hielo. También la nieve se utilizaba antaño con fines terapéuticos para tratar fiebres, cortar hemorragias y como antiinflamatorio.

La mayor parte de los «pous de neu» son construcciones de mampostería y argamasa, con cubiertas de piedra o teja, donde se depositaba la nieve caída en invierno, prensándola para que ocupase menos espacio y quedase compactada, y que después se cubría con tierra, hojas y ramas para su mejor conservación.

Revisando la etapa 7, que comprende desde el término de Torremanzanas a Ibi, nos encontramos con el Pou de Rontonar, ubicado en la sierra del mismo nombre, el único de los tres de este área que conserva la cubierta.

Ya en la etapa 8, de Ibi a Alcoi, podemos contemplar uno de los más conocidos por sus grandes dimensiones: la Cava Coloma, que recibe su nombre de uno de sus últimos dueños. También es conocido como el Pou del Carrrascar al ubicarse en la sierra del mismo nombre, en el Parque Natural de la Font Roja. Tiene 13 metros de diámetro, con una profundidad superior a los 16 metros aunque sería mayor al estar derruida la cubierta y se calcula que en su día tendría unos 2.000 metros cúbicos de capacidad.

Data de 1732 y cuenta con una planta circular, construida sobre una terraplén con mortero y mampostería, y en su día abasteció de nieve tanto a la población de Alcoi como a la capital. En la actualidad es propiedad del Ayuntamiento de Ibi.

Seguimos mientras tanto con nuestra marcha para revisar todas las etapas del GR-330, que en sus más de 456 kilómetros nos depara joyas de la arquitectura como los neveros, patrimonio natural, cultural y arquitectónico de todos los alicantinos.